martes, 31 de mayo de 2011

'A Onda', crónica de una dictadura anunciada.

Chispeaba bajo el grisáceo cielo de la capital gallega. Entre las laberínticas calles de piedra del casco histórico, mudas testigos del paso de los tiempos, un edificio se preparaba para albergar un hito sin precedentes en la historia del teatro moderno. Como un meteoro que colisiona contra la atmósfera terrestre demostrando su magnificencia y su potencia, la carrera de Anxo Serén, estudiante de geografía y ferviente devoto del jamón, estaba a punto de comenzar.

La obra, un reto a la altura del intérprete. 'A Onda', una polémica obra que funciona como apología del nazismo. Anxo Serén ha tenido grandes papeles antaño, pero siempre en producciones cinematográfico de un corte indie, véase 'Monotonía' (Enrique Morales, 2008), sin embargo nada queda fuera del alcance de este todoterreno de la interpretación, que ha hecho de su personaje su segunda piel. Cabe destacar el buen hacer de un cuerpo de actores que conforma un reparto coral que realiza un excelente trabajo. Cabe destacar la inspiradas interpretaciones de los papeles de la señora Costas y Tania, dos personajes que dan sentido a la historia y cuya presencia en el escenario es siempre esencial.

Anxo en su participación en la saga de 'El Señor de los Anillos'.
Su aparición fue eliminada en la sala de montaje por ser considerada "contenido altamente sexual".

Por supuesto, la producción sufre los efectos de su propia humildad, y caben hacerse varias preguntas que habrían terminado por redondear la experiencia a lo que podríamos llamar un orgasmo teatral. ¿Acaso no era necesaria una escena de sexo lésbico para que nos creyésemos la historia de amor de la señora Costas? La anciana que tenía sentada a mi lado opinaba que sí. ¿No habría venido bien quemar alguna bandera republicana? El fuego siempre es un buen elemento a tener en cuenta cuando se hacen apologías del absolutismo como se da el caso. Y última ¿de donde saca el personaje de Tania su pistola? ¿La ha comprado en eBay o por Amazon? Son preguntas no contestadas que esombrecen el resultado final pero que no lo alejan de la plena satisfacción personal con la que uno sale de la sala.

Durante una oscura etapa, tras su éxito con 'Monotonía', Anxo Serén tuvo graves problemas con la cocaína.

Del argumento, poco que decir. Es tan clara y concisa la defensa que hace de los regimenes dictaoriales que uno sale de la sala con una sola idea en mente: aplastar y subyugar al pueblo bajo su terrible reinado. Y es que en esta obra nos habla de una pregunta que todos nos hacemos a diario: ¿es posible establecer una dictadura en los tiempos que corren? La respuesta queda en el aire, pero uno termina captando el mensaje final: creyendo en tus sueños, todo es posible. Rezemos por que así sea.

Anxo Serén, caracterizado .

Y como el círculo es la forma perfecta, porque circular es el pezón del que emana la vida de la teta de la madre, terminaremos esta reseña hablando del punto del que partimos. ¡Que gran interpretación de Anxo Serén! Tambien de su amada Alba Barrio, con la que comparte escenario en varias ocasiones y con la que la química es innegable, algunos afirman que la pasión ha traspasado los límites de la ficción y se ha trasladado a los camerinos de los artistas, pero es más que posible que solo sea un rumor infundado, Anxo Serén es un actor de método y posiblemente si algo ha pasado solo sea para hacer su interpretación mas real si cabe. ¡GRANDE ANXO! ¡GRANDE ALBA! ¡GRANDE SEÑORA COSTAS! ¡GRANDE TANIA! ¡GRANDE RESTO DEL REPARTO CUYOS NOMBRES NO RECUERDO!

PD: Por si se os ha escapado, no tengo ni pajolerix idea de teatro, asique me he decantado por hacer la crónica en un tono humorístico. Pero a pesar de ello me lo he pasado teta viendo 'A Onda' y os la recomiendo encarecidamente, coño, que es gratis. Tras el "Sold Out" que supuso esta primera representación, tendréis la oportunidad de verla de nuevo en Rianxo este sábado a las 20:30.

PD2: Para ser teatro contemporáneo, he echado de menos alguna escena de alguien hablando contra su reflejo en un espejo, o a algún personaje que simbolizase el capitalismo.