A penas llevo 3 semanas en Santiago iniciando mi andadura como el filosofo que revolucionara el pensamiento del siglo XXI, sin embargo me siento en parte obligado a iniciar una pequeña guía para la vida de lo que han venido siendo mis vivencias en la capital gallega. Y es que no todo en Santiago son noches de desenfreno y despertares en casas desconocidas con gemelas en la cama. Hay una dura vida que te consume, y es lo que tratare de comunicaros en posteriores entradas.
De momento, vamos con la primera lección: cambiar el concepto de filosofo que se tiene actualmente, y que se encuentra infectado de prejuicios. Cuando en raras ocasiones ( "humildad" es mi segundo nombre ) expreso mi orgullo ( o fardo ) de ser aspirante a filosofo, la imagen mental que viene a la cabeza de la persona a la que hablo es esta:
Lo cierto, es que la realidad ( al menos en mi caso ) se acerca considerablemente mas a esto:
Nada mas que decir, ya que la imagen habla por si sola. Un filosofico saludo y un filosofico fuerte abrazo.
Siempre Vuestro,
Enrique Humildad M.R. ( no bromeaba cuando decia que humildad es mi segundo nombre, la persona que se encargo del papeleo el dia que me inscribieron en el registro civil estaba borracha )
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